lunes, 23 de mayo de 2011

LA ENCINA (Quercus Ilex)

Es el árbol más característico del paisaje mediterráneo. Forma tupidos bosques en el que vive una gran comunidad vegetal y también animal. Árbol de hoja perenne, toma un color verde olivo en la época de floración, en primavera, que a veces, de lejos, puede hacer que lo confundamos con este árbol.

Su porte es redondeado, y no muy alto, aunque los ejemplares más longevos, que alcanzan los 300 años con facilidad, y en condiciones excelentes hasta los 1000 años, pueden tener unos veinte o veinticinco metros de altura. Es robusto y fuerte, y aguanta bien tanto el calor como el frío, aunque no está preparado para grandes nevadas que le rompen las ramas.
Por tener esa copa tan amplia, permite que bajo su sombra puedan cobijarse múltiples animales. También sus frutos son muy apreciados por los herbívoros.

Las alegres “dríades” son las ninfas de los árboles en general, pero habitan preferentemente en los encinares. No es por casualidad que la voz griega “driade” deriva del sustantivo encina.

Este árbol es acogedor por naturaleza, y cuando te acercas a él percibes una amorosa bienvenida. Su energía es de gran robustez y sobriedad, firme y protectora, como la de una madraza que acoge a todo y a todos. Excelente contenedor y emisor energético, y su contacto actúa como un auténtico reconstituyente emocional y físico.

Cuando penetramos en un encinar, notamos un gran cambio. Si es invierno y hay un poco de niebla, creeremos que nos encontramos en un país encantado, con el musgo verde y el sonido de nuestros pasos, nos sentiremos fuera de la vorágine, pero sin temor, notando que esos seres fuertes y maravillosos, las encinas que nos rodean, acogen nuestra visita.


Si por el contrario es época de calores, sus sombras nos envolverán de frescor, y notaremos que la vida bulle por todas partes, pájaros y otros animalillos estarán activos a nuestro alrededor, y si tenemos tiempo, busquemos un ejemplar adulto, y apoyémonos en su tronco.

Cuando salgamos de un encinar notaremos como la energía fluye por nuestro cuerpo, y como el gozo nos invade, pues habremos armonizado nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestros pensamientos.

Existen otros tipos de encinas, como el alcornoque y la encina carrasca, que comparten algunas de las propiedades de la encina que aquí se comenta. También forman bosques, pero en el caso del alcornoque son bosques explotados por el hombre para extraer el apreciado corcho, de múltiples aplicaciones, y la encina carrasca tiene tamaño de arbusto, y acostumbra a mezclarse con las otras encinas más altas.

Los siguientes vídeos hablan de la encina, no os los perdáis. 

LA MAGIA DE LOS ÁRBOLES, diálogos con la encina


LA ENCINA - LA BELLOTA - SU HISTORIA

La belleza del encinar