Es un arbusto de hoja perenne,
que en ocasiones puede alcanzar una altura de 25 metros, con forma arbórea, y
también puede vivir unos quinientos años. Le gusta vivir en lo hayedos y
lugares sombreados. Está protegido en nuestro país por la gran explotación que
se hizo al ser utilizado como adorno navideño. Fructifica en invierno, con las
características bolitas rojas, esto lo convierte en una buena fuente
alimentaria para diversos animales de bosque, no así para los humanos, pues
tiene efecto purgante, y ese fue su uso antiguamente.
Las hojas que nacen al principio,
cuando la planta es joven y de poca altura, son duras y acabadas en unas puntas
espinosas, que las hacen poco apetecibles para los herbívoros. Luego, cuando alcanza
alturas entre dos y más metros, sus hojas dejan de tener estas espinas, y
parecen hojas de otra especie.
Su energía está relacionada con
el amor, como intuyó el gran sanador, el Doctor Edward Bach. Las flores que
pertenecen a este arbusto, son utilizadas en la terapia de Bach para
contrarrestar el odio, la envidia, los celos, ira, y la sensación de fuerte
aislamiento. Esta planta está imbuida de un halo amoroso, y quizás sea eso lo
que la hace tan atrayente para adornar nuestros hogares en las fiestas más
amorosas del año.
El muérdago
Esta planta es una de las más
apreciadas en todas las casas cuando llega la Navidad. Es una planta parásita
que acostumbra a ponerse en la ramas de los robles, aunque también puede
vérsela en otros como pinos, fresnos, …
Esta planta es una planta sagrada
en Europa, se la considera la más poderosa por la tradición druida de los
celtas (adoradores de árboles) al estar asociada al roble. Los lugares donde
hay robles son lugares especiales de poder, sagrado o maldito, según el
interlocutor. El muérdago es un aliado del roble para luchar contra “el cáncer”
de los árboles.
El muérdago hay que regalarlo, ya
que es sanador y limpiador. Se cuelga boca abajo, que es su postura natural, en
el lugar de la casa que más pueda ejercer su trabajo limpiador y sanador de
energías negativas. Si la vaya se seca y sigue en la planta, ha hecho su labor,
si se cae no lo ha hecho.
Cuando ya está seco, se entierra
para que sirva de abono y trasmute la negatividad acumulada.