
Se dice que el primer olivo es el fruto de una disputa entre Atenea y Poseidón por la soberanía sobre el Ática. Cécrope, primer rey de la ciudad de Atenas, fue designado árbitro y dictaminó a favor de Atenea, al dar ésta a la ciudad el olivo.
Jesucristo habla con el Padre bajo los viejos árboles del monte de los Olivos. Todavía existe algún olivo de esa época en el lugar, que cuidan con gran esmero los monjes franciscanos.

Las flores de Bach lo recomiendan para combatir el cansancio físico y el estrés.
Este árbol transmite serenidad y paz, y es su símbolo en la cultura mediterránea, no olvidemos la paloma que anunciaba el fin del diluvio a Noé, llevando en su pico una ramita de olivo.
El olivo contiene en su interior la sabiduría que proporciona el transcurrir del tiempo. Su gran longevidad es debida a la gran conexión que tiene con la energía de la Tierra.
Si queréis pasar una maravillosa tarde, olvidando el estrés, no hay nada mejor que sentarse bajo un olivo, leyendo o echando una cabezadita. Comprobaréis sus magníficos efectos.


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